27.6.14

Si estuviera aquí, el viejo estaría vigilando la perfecta cocción del pozole; dentro de unas horas tiraría un cordón para sacar la lengua del cerdo y con ella el pretexto para empezar a escanciar el mezcal.
Con su camisa de manga corta, a cuadros, colores claros (verde, de preferencia) me mira mientras me pasa la botella. Dudo antes de recibirla, casi me niego, casi como Pedro ante el cadalso niego al mezcal-Jesús. Me recrimina, dice: Tlaxsele, tlin xti Matías? Tlin xtimatiastin? 
Argumento irrebatible, acepto mi tarea y empiezo a servir las copas para los insomnes. La primera, claro, la tengo que beber yo. Aquí se enseña con el ejemplo.

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