Traigo en el pecho un diluvio con el sol varado en su cenit. Esta ciudad no es el infierno, pero qué metáfora se equipara a su calor, sus cantinas de mala nota recién descubiertas, el insondable tráfico de las cuatro de la tarde. Cuántas metáforas para evitar el sitio común de la suburbial Tlapa y su desbocado Xale. Madonnas y milicia apostando con el narco. La madrugada en sus calles polvorientas. La invitación a volverse loco por esa amarga sed
No hay comentarios.:
Publicar un comentario