30.6.14

Dejas la puerta entornada. Este es, dicen, un barrio peligroso, pero aún está por medio el amplio patio hasta la entrada y la llave hace días se resiste a la cerradura.
Das vuelta a la esquina. De pronto, distraído, perseguido, con frío, miras al cielo y ahí está: el trozo de luna más brillante resaltado por el contraste entre el azul oscuro de la noche que va cayendo y debajo, apenas asomando como un aditamento no menos precioso, la primera estrella de la tarde. Continuas caminando, piensas "estos cielos previos al invierno son magníficos".

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