4.3.12

Porno y huracanes


Tus padres te criaron como a una muñeca de porcelana china, incapaz de sostenerse tras la caída, ignorantes de la fortaleza que se esconde bajo tus caderas. Creciste y un día nos descubrimos al cruzar el fuego, para entonces yo ya era lo suficientemente viejo para tener el verbo amargo en la pnta de la lengua, y en un abrazo nos fundimos como dos piezas de artillería para una guerra siempre postergada.
Tal vez miré en la dirección equivocada, o un tiro se escapó de estas manos, pero de pronto desapareciste, y contigo todos los muebles de la casa se hicieron polvo.
Afuera el viento aullaba. Ni todo el porno de los puestos piratas me salvó de los huracanes que sembró tu ausencia.

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