Cautelosos en el ruido nos sentamos a la mesa,
miramos la carne que nos será sacrificada, balando sobre el mantel:
entornamos los ojos, como un toro que se prepara a embestir.
Bebemos del mismo cuenco la misma sangre,
resollamos desnudos, indefensos;
en torno al fuego nos mordemos la cola,
ofrecemos el ritual de la saliva al Otro
No hay comentarios.:
Publicar un comentario