23.4.10

Que no esté tras la puerta
con sus fauces como un abanico abierto
en la madrugada, como un fuelle:
que no ladre.

La he alimentado con dedicación, con fe
le he procurado un estero en mi pecho,
un cuenco para su hambre y para su sed
un abrevadero cincelé sobre cantera.

Que no venga tras de mi como una mascota fiel,
que si viene no traiga mi nombre en el hocico,
que no aulle, que no ladre tras la puerta el miedo.

No hay comentarios.: