16.10.11

digamos que no se me ocurre una frase con las suficientes y contundentes silabas que digan estoy pensando en tí

Me comen la curiosidad y sus gusanos

saber en que zarzales se flagelan tus pupilas

qué cárdenas señas te delinean el paisaje del cuerpo

en qué espesos manantiales abrevarás ahora

qué pastizales despeinarán tus pasos de cervatilla en celo

en qué reptílidos parajes -dicen los que saben- bifurcarás tu lengua

buscando al nuevo pez que muerda el gancho de tu anzuelo.

Qué historias te conmoverán ahora, lejana y deseable

para estas manos que te van olvidando sin que te olviden

Inclemente me muerde la perra desesperación de no saberte y sospecharte

y me alivia el agua que es no saberte ni sospechar

en qué páramos andarás diseminando tus orgasmos

si habrá otro -lo habrá, seguro- que los invoque con la misma eficiencia

y con las mismas armas. Sabré.

El tiempo en que cupimos es una niña que agoniza,

hambrienta y desolada, chaparrita. Mira sus paisajes,

con remiendos por doquiera, mugrosos, deslavados,

llenos de lodo y vómitos de borracho.

Algunas veces me compadezco, le tomo el pulso siempre débil,

le canto una canción de cuna, dejo un beso en su frente,

que duerma sin sobresaltos su último sueño.

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