13.12.09


Quizá sea el hambre de morder el polvo, de rajarse el pecho una vez más, de volver a vivir.
Soy el que huye una y otra vez de la escena donde el crimen se inició apenas como una historia para cocinar golondrinas, una fábula de elefantes que soñaron la tarde llena de nubes, el sol bostezando antes de salir a mirar el mundo.

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