Cruôris
Eres en mi, padre,
esquirla. Bajo el ala llevo
tus besos de hielo como una herida
que los pajarracos de los días dejaron abierta.
Padre, soy un hombre aterido y friolento
rezando en los burdeles, buscando un eco tuyo.
Dónde te posas, padre, como un ave oscura
a devorar gusanos, a diseñar orfebre tu muerte,
dónde, padre, rezumas la locura y la rabia
como un perro.
Soy de ti, padre, ruptura en el cielo de tus ojos.
Sangre vertida en vano.
Un desconocido / como miles que avanzan por la calle.
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