24.11.06

rest in

Salí por una noche.

Me desalojaron el frío y el viento que andaban sueltos en el patio, jugando con la medianoche y los cuervos -son cientos- que pastan en la bugambilia.

Dormí en un cuarto tibio y amplio, pero sucio, con polvo de hace meses, es posible que de un año.

Tanto frío, tan acompañado de mi mismo me puse a recorrer las calles pequeñas estrechas solitarias del pueblo.

Pasé por las casas que guardan Huele de noche en sus jardines. Pasé repetidas veces por esas mismas casas y repetidas veces me encontré a nadie.

Las bancas del parquecito, estaban o frías, o destartaladas. Húmedas. Sin el kiosko, su oficio de ornamento se refleja abismal, solitario. Con un hueco en el medio de su estructura, el parquecito soñaba mejores tiempos.

Tan fastidiado de mi mismo fumé un cigarro y me metí a dormir.

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