3.3.10

Morelia

El interior de las casas es frío, me quedan algunos faros, un guión y dos libros por terminar. Al menos terminé la traducción de Tochan, mi boleto de salida a esta ciudad con paredes de piedra, donde las mujeres apenas voltean a mirarlo a uno, por más grotesco que sea. Todo me es nuevo e indiferente, en mi cabeza se revuelve como un tornado tu nombre. Una de estas tardes me pondré a encimar el drama sobre el techo.
Casi son las cuatro, la hora de los ciegos.

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