nada había detrás de mí
ni memoria ni olores ni banderas
cuando lloré por vez primera
sobre esta tierra
al frente sin embargo todo estaba servido
los nombres, la furia
los ductos por donde corre la sangre
las resonancias del aire
tenían un nombre ya, y un límite
no quedaba nada por hacer
a pesar de ello me quedé mirando
la fisura provocada por las palomas en el cielo
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