mi dedo es pulcro
un islote que brilla
en medio del aceite y el polvo
como una estrella que naufraga
a hurtadillas
dentro de la boca tengo
nueve mil trescientos once luciérnagas
revoloteando sin hilo
espejismos que he amaestrado en soledad
los ojos son un charco débil
en medio de la noche,
como la luz de esos insectos
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