amaba en ese tiempo
a una niña de ojos tristes
-tiempo de relojes
y timbres para salir a jugar al patio
pero ya no de columpios y pasto
sino de canchas con cemento-
esos días en que para poco
me hacían falta las palabras
y me explayaba mudo.
ella me observaba algunas veces
mientras jugaba
a crecer con sus amigas
luego entró con sus sonrisas
al salón de clase -sombrío-
y quise abandonar mi oficio de mimo
pero no volví a verla corriendo por el patio
como una gacela de uñas blancas
No hay comentarios.:
Publicar un comentario