pisé un cuervo pequeño
pasé brincando un cerco de leños
corriendo
sonriendo
viviendo
luego otra vez el sabor
del mango estallando
en la boca
y deslizándose por los labios
como maná
revitalizador
me asaltó párvulo
viajé al pasado
en una mordida
concluyo:
algunas veces
la esperanza tiene cabida
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